martes, 17 de enero de 2012

EL DIVORCIO Y NUESTROS HIJOS

Dentro de las situaciones conflictivas que pueden llegar a experimentar una persona, se encuentra la de la separación o divorcio. Teniendo en cuenta la alta tasa de rupturas, el divorcio podría considerarse hoy como una expectativa relativamente normal del ciclo evolutivo familiar. No obstante, la experiencia suele ser una de las más traumáticas y perdurable por las que pueda pasar un ser humano. Desde el punto de vista psicológico se vive un proceso de duelo, de pérdida, equiparable a la muerte de un ser querido. En una separación se puede llegar a trastocar todo: relaciones con la familiar de origen, amigos, estatus económico, vivienda, etc.
La mayoría de los psicólogos concuerdan en que el divorcio o separación en sí mismo no necesariamente causa problemas psicológicos en los hijos/as. En realidad, el chico que vive con unos padres que son desdichados en su matrimonio, son más propensos a tener dificultades psicológicas, que aquellos que sus padres llevándose mal, han sido lo suficientemente sanos y fuertes para romper su relación perturbada.
En estas situaciones de divorcio, los hijos/as son muchos menos frágiles de lo que la mayoría de los padres piensan, y mucho más capaces de aceptar realidades dolorosas de lo que en general se supone. Lo que más les cuesta manejar suelen ser las ansiedades asociadas a la ignorancia y el ocultamiento de los padres, porque entonces la fantasía se libera sin que las peores sospechas puedan ser confirmadas o refutadas. Las verdades a medias confunden y crean desconfianza, mientras que la verdad, si bien es dolorosa, crea confianza y da la seguridad de saber lo que está pasando y desde ahí poder manejar las situaciones con eficacia. Esto no significa que la vida de los padres tenga que ser un libro abierto para los hijos, sino apropiadamente sincera con los hijos.
¿QUÉ TAREAS IMPORTANTES Y COMPLEJAS SON NECESARIAS PARA EL AJUSTE DE LOS NIÑOS AL DIVORCIO?
Aceptar la disolución del matrimonio como una realidad.
Recuperar un sentido de dirección y libertad de proseguir con sus actividades diarias (juego, escuela).
Lidiar con los sentimientos de pérdida y rechazo.
Perdonar a los padres por divorciarse.
Aceptar el divorcio como algo permanente.
Desarrollar relaciones (con cada padre por separado, padrastros, madrastras, hermanastros, otros familiares).

¿CÓMO AFECTA EL DIVORCIO A NUESTROS HIJOS SEGÚN LAS ETAPAS DEL DESARROLLO? ( Según Marisol Muñoz-Kiehne)
Bebés (0-1 año):
• No comprenden las razones del conflicto, pero se dan cuenta del clima emocional del hogar, sienten la tensión y el descontento.
• Se dan cuenta de los cambios en los niveles de energía y en estado emocional de los padres.
• Se dan cuenta de cuando uno de los padres ya no está en el hogar.
• Dependen totalmente de los adultos que los cuidan.
• Comienzan a desarrollar confianza en otros y en el mundo.
• Fijarse si muestran señales de malestar- Si están más irritables, nerviosos, si demuestran más rabietas, pérdida de apetito, o retrasos en su desarrollo.
• Hacerles sentir seguros demostrándoles afecto, meciéndoles, tocándoles, hablándoles con cariño.
• Mantener sus juguetes y objetos favoritos a la mano.
• Mantener las rutinas lo más posible.
• Introducir personas nuevas gradualmente.

Niños pequeños (1-3 años):
• Necesitan estabilidad y predictibilidad.
• Son egocéntricos- creen que son causa de todo lo que ocurre
• Fijarse si muestran señales de malestar- Llanto excesivo, apego extremo, dificultades al dormir, pesadillas, ansiedad de separación, regresión a comportamientos más inmaduros.
• Ofrecerles más atención y cariño, especialmente a la hora de separarse.
• Hablar sobre el divorcio a un nivel que puedan comprender.
• Hacerles sentir seguros con muestras de afecto verbales y físicas.
• Demostrar que comprenden su malestar.
• Mantener las rutinas lo más posible.
• Introducir personas nuevas gradualmente.

Niños de edad preescolar (3-5 años):
• Necesitan estabilidad y predictibilidad.
• Son egocéntricos- creen que son causa de todo lo que pasa, piensan que pueden controlar los eventos, se sienten responsables o culpables del divorcio.
• Tienen fantasías sobre la reconciliación de los padres.
• Fijarse si muestran señales de malestar- tristeza, confusión, preocupaciones, temores, pesadillas, agresión, regresión a comportamientos mas inmaduros, aislamiento, apego extremo, quejosos.
• Hablar sobre el divorcio a un nivel que puedan comprender.
• Hacerles sentir seguros con muestras de afecto verbales y físicas.
• Leerles libros sobre el divorcio.
• Animarles a hacer preguntas y a hablar sobre sus sentimientos y pensamientos.
• Demostrar sensibilidad a sus temores.
• Decirles repetidamente que no son responsables por el conflicto o el divorcio.
• Apoyar la relación de los niños con el otro padre, a menos que sea peligroso.
• Mantener las rutinas lo más posible.
• Introducir personas nuevas gradualmente.

Niños de escuela primaria (5-12 años):
• Se dan cuenta de lo que pasa, pero carecen de las destrezas necesarias para lidiar con los conflictos.
• Pueden comprender el concepto de divorcio.
• Pueden sentirse rechazados por los padres.
• Tienden a culpar a otros, a menudo a uno de los padres.
• Hablar sobre el divorcio a un nivel que puedan comprender.
• Fijarse si muestran señales de malestar- Tristeza, problemas académicos y/o sociales en la escuela, comportamiento inapropiado, achaques físicos, conflictos entre hermanos por competencia.
• Hacerles sentir seguros con muestras de afecto verbales y físicas.
• Leer libros sobre el divorcio.
• Animarles a hacer preguntas y a hablar sobre sus sentimientos y pensamientos.
• Demostrar sensibilidad a sus temores.
• Decirles repetidamente que no son responsables por el conflicto o el divorcio.
• Apoyar la relación de los niños con el otro padre, a menos que sea peligroso.
• Mantener las rutinas lo más posible.
• Introducir personas nuevas gradualmente.

Adolescentes (13-17 años):
• Están más envueltos con su grupo de pares y dependen menos de sus padres que los niños menores.
• Les preocupa el impacto del divorcio en sus relaciones.
• Sienten dudas de sus propias capacidades de establecer relaciones a largo plazo.
• Pueden tratar de tomar ventaja sobre los padres.
• Fijarse si muestran señales de malestar- Ira y hostilidad extrema, actitud desafiante, preocupación por asuntos financieros u otros asuntos de adultos, auto-concepto disminuido, aislamiento, problemas académicos o sociales en la escuela, comportamientos impredecibles o arriesgados.
• Mantener abiertas las vías de comunicación.
• Ser justo y razonable al asignarles responsabilidades.
• Apoyar la relación de los muchachos con el otro padre, a menos que sea peligroso.

PAUTAS PARA AYUDAR A NUESTROS HIJOS
Con la intención de ayudar en la tarea de cómo ejercer nuestro papel de padres en situaciones de divorcio, os proponemos una serie de pautas que os pueden servir:
• Los hijos necesitan una relación estable y positiva con ambos padres, relación que promueva un desarrollo psicológico y social sano.
Enfatizar que se les seguirá amando aunque los padres hayan dejado de quererse, que cada padre desea que los hijos sigan manteniendo buenas relaciones con el otro, y que cada uno ayudará a los hijos a superar los inevitables problemas que les causará la separación y el vivir en casas separadas.
Manifestar oralmente que el progenitor ausente le quiere mucho
Comunicar mensajes: No es tu culpa, “no puedes resolver nuestros problemas porque no los causaste, aún te queremos, no nos estamos divorciando de ti, los cambios son difíciles, pero las cosas mejorarán”
Debéis permitir a vuestros hijos expresar de forma libre y abierta su posible oposición al divorcio y sus sentimientos negativos al respecto; su tristeza y dolor, su rabia, su inseguridad. Tendréis que ayudar a vuestros hijos a afrontar los meses turbulentos que siguen a la separación.
 Tratar de conseguir acuerdos en el divorcio que protejan los intereses de los hijos. Los arreglos deberán incluir la garantía de un cuidado continuo y estrecho entre los hijos y el padre(que no tiene la custodia) conseguir que funcione como un padre auténtico, que alimenta, educa, cuida y acuesta a sus hijos, por ejemplo, y no simplemente como un huésped al que los hijos visitan con el propósito de pasar un rato divertido.
Siempre que sea posible, intentar que haya acuerdos mínimos sobre su educación.
Habilidad de comunicación entre padre y madre, en la resolución de los problemas concernientes al niño, en esta relación, es lo que les une e importa.
Transmitir al niño con ejemplo y verbalmente que tanto el padre como la madre tienen opinión y criterios diferentes, pero que hay pautas de crianza comunes, y que por tanto uno como el otro son validos y respetables para y en su crianza.
Mantener relaciones continuadas entre ambos padres.
Pasar tiempo agradable con cada niño regularmente .Compartir, vía teléfono, y en horarios oportunos al otro progenitor, los logros significativos del niño.
Escuchar a los niños constantemente.
Cumplir con los compromisos y las promesas
Proveer estructura y límites razonables en el hogar.
Ser consistentes al disciplinar.
Mantener la predictibilidad y las rutinas.
Continuar la celebración de días festivos y ocasiones especiales.
Animar la participación en actividades según su nivel de desarrollo e inclinaciones Leer, escribir en diario, expresión con arte, música, baile, etc.
Librar a los niños de estrés innecesario.
Apoyar el que los niños mantengan relaciones con los familiares, a menos que sea peligroso.
Utilizar las fortalezas, habilidades, y talentos individuales y familiares.
Desarrollar y utilizar una red de amistades y recursos comunitarios para recibir sostén práctico y emocional para toda la familia.
Buscar asesoramiento y ayuda profesional cuando sea necesario.
Explicar a vuestro hijo los motivos de la separación en términos que él pueda entender. Vamos a especificar algunos puntos que tendrían que tocarse en dicha conversación:
o Los padres ya no pueden convivir de forma pacífica el uno con el otro y por tanto han decidido divorciarse y vivir en casas separadas. Dejarán de ser marido y mujer. El divorcio no se produce por nada que los hijos hayan hecho; ellos no son responsables de la situación.
o Los padres tienen la intención de seguir funcionando de forma estable como padre y madre para sus hijos durante el resto de sus vidas. (incluso en el caso de que se vuelvan a casar y tuvieran hijos en el nuevo matrimonio.)
o Los hijos vivirán la mayor parte del tiempo con la madre (o con el padre si éste tuviera la custodia) y visitarán al padre de forma regular todas las semanas. Los padres desean que los hijos sigan manteniendo una buena relación con ambos. Ellos saben que los hijos necesitan un vínculo estable con los padres para poder tener un desarrollo y crecimiento saludables.
o El divorcio es permanente. Incluso si en el futuro los padres se llevaran de forma amigable el uno con el otro, continuarían viviendo separados.
o Los padres piensan que quizás los hijos se opondrán al divorcio, esa decisión no está en sus manos y nada pueden hacer ellos para alterarla.
o Los padres comprenden que los hijos reaccionen a esta mala nueva con miedo, confusión, ansiedad, inseguridad o cólera. Los padres les ayudarán a resolver estos sentimientos y manejarlos.
o Teniendo en cuenta la alta tasa de divorcios, los hijos no deben sentirse avergonzados porque sus padres se hayan divorciado. Se trata de un problema privado, pero a los hijos les será más fácil superar la situación si pudieran hablar con sus amigos íntimos, con sus profesores y conseguir orientación y apoyo.
o Es importante que los hijos no traten de intervenir en las peleas entre los padres. Los hijos no deben tomar partido. Los padres ya no se aman, pero ambos continúan amando a sus hijos y les seguirán amando en el futuro. Cada padre hará lo que esté en sus manos para que los hijos puedan seguir amando al otro padre.
o Los padres no desean que los hijos se conviertan en portadores de mensajes entre ellos. Prometiendo no utilizarles para enviarse mensajes.
o Los padres desean explicar estos problemas en detalle, y bien juntos o bien por separado retomarán en algún otro momento de las siguientes semanas la discusión. Los padres saben que para los hijos será difícil comprender y aceptar los hechos, y que les llevará una cierto tiempo aceptar la ruptura y reajustarse a la nueva situación.

Ten paciencia en cuanto a los ajustes ya que se necesita tiempo y esfuerzo.
Confía en tu capacidad para educar. Ten en cuenta que si tú estás bien te será mucho más fácil que tus hijos se sientan bien.

LO QUE NO AYUDA (ALGUNAS COSAS QUE NO DEBEMOS HACER)
• Pedirle a los niños que escojan entre sus padres.
• Pedirle a los niños que asuman una posición en cuanto al conflicto entre los padres.
• Hablar mal del otro padre.
• Ventilar nuestras frustraciones en los niños.
• Volvernos a los niños en busca de apoyo o guía.
• Poner a los niños en el medio.
• Exponer a los niños a las discusiones.
• Envolver a los niños en las disputas entre los padres.
• Usar a los niños de mensajeros.
• Usar a los niños de espías.
• Usar a los niños de confidentes.
• Usar a los niños de peones o de munición.
• Decirle a los niños cómo deben sentirse.
• Negar o descontar los sentimientos de los niños.
• Pedirle a los niños que guarden nuestros secretos.
• Descuidar las necesidades de los niños.
• Exigirle demasiado a los niños.
• Sentar expectativas no razonables para los niños.
• Expresar la ira inapropiadamente.
• Expresar amargura, falta de respeto, u hostilidad hacia el otro padre.
• Demostrar incapacidad de comunicarse efectivamente con los niños o con el otro padre.

NOTA IMPORTANTE: Recordar que la regla de oro es que, aunque estén separadas, las parejas permanezcan unidas como padres. "Debéis sacar adelante juntos a los hijos", y hacer entender a vuestros hijos que siempre contarán con el cariño de ambos”.

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